viernes, 7 de marzo de 2008

Pancho Fierro y el Pisco







El pisco, a través de los siglos ha estado presente en el arte, ha sido rodeado de un entorno cultural, ha sido fuente de inspiración de pintores, músicos, poetas y escritores.
Pancho Fierro, a quien se considera el iniciador de la pintura costumbrista en el Perú y que recoge cientos de tipos y costumbres de la Lima del siglo XIX en sus acuarelas, también fue seducido por el pisco.
Fierro nació en Lima en 1803 y murió en el Hospital de Caridad el 2 de mayo de 1879. Se cree que fue mulato, hijo de blanco con negra. A lo largo de su vida, pintó miles de acuarelas, las que vendía sentado en un cajón en los portales de la Plaza Mayor.

Muchos de sus trabajos fueron adquiridos por Ricardo Palma, colección que consta de doscientas cincuenta y cuatro acuarelas y que hoy se conserva en la Municipalidad de Lima. A través de ellas podemos conocer mucho de las costumbres de aquella época. Vestidos, bailes, ceremonias, personajes, comida, etc.

Son de mencionar, por su realción con el pisco dos:

Pulpería (1820), en la que se ve precisamente uno de esos tradicionales establecimientos de abasto. Al fondo, los estantes llenos de damajuanas y botellas de vino y pisco. A la izquierda, sobre el dependiente o pulpero, se puede distinguir claramente la forma cónica de tres pisquillos, es decir, pequeñas botijas de pisco. A la derecha, una pareja conformada por un indio y una mulata, bebe. Ella tiene un cigarro en la boca y sostiene un vaso, mientras él, en pose distendida, sostiene una damajuana con la mano izquierda. Sobre el mostrador, alguien ha dejado un vaso. Por la izquierda, se aleja una anciana.

El que trae aguardiente de Ica (1820). En ella se aprecian tres caballos, en el primero, monta el comerciante de pisco con poncho y sombrero, los dos caballos que lo siguen llevan dos botijas cada uno sostenidas por un amarre especial con sogas.

Kipling y el pisco


El gran escritor y Premio Nobel británico, Rudyard Kipling, que sigue encantando a todas las generaciones con su "Libro de la Selva", también conocio las delicias del pisco. Lo bebió en los Estados Unidos, cuando el pisco imperaba en esas tierra. Tras beberlo escribió sobre el pisco lo siguiente:

“De los más altos y nobles productos de la era.

Ningún hombre, sino uno sólo, sabe lo que contiene.
Yo tengo la teoría de que está compuesto de los polvos de las alas de los querubines, de la gloria de un amanecer tropical, de las rojas nubes del atardecer, y de los fragmentos épicos perdidos escritos por otrora grandes maestros.
Pruébenlo por ustedes mismos, y hagan una pequeña pausa para bendecirme, que yo estoy siempre consciente de los verdaderos intereses del prójimo”.