El pisco es impulsivo. Ponga usted la botella hacía abajo. Empuñándola como una espada por el pico. Sacúdala enérgicamente y el pisco responderá con todo su carácter regalándole un torbellino, un tornado, una auténtica tempestad. Se puede decir entonces que el pisco ha despertado.
El pisco es mágico. Destape usted una botella y cómo en los viejos cuentos orientales deje salir al genio del pisco.
El genio del pisco es díscolo, cunda y jaranero. No por ello es menos genio. Rápidamente sabrá aquilatar sus deseos, sus inquietudes y sus cuitas. Tenga paciencia.
El pisco es una fiesta. Sirva una buena copa de pisco y descubra su euforia explosiva. Su risa franca. Concéntrese en la copa, véala brillar como plata. Como un diamante. Observe cuanta felicidad contenida.
El pisco es seducción. Lleve la copa a su nariz. Aspire profundamente descubrirá aromas que evocan las sutilezas de las bíblicas mieles de la reina de Saba. Puede ser un sobrio quebranta que seduce con elegancia o un descomedido moscatel que bien podría estar en el brindis de La Traviatta.
El pisco es glorioso. Sin salir del torbellino del pisco, déjese llevar. Disfrute de la fiesta del pisco. Finalmente eso de beber con moderación es sólo una frase. Lleve la copa a los labios, beba lentamente y encuentre el regocijo de casi quinientos años de gloria.
El pisco es mágico. Destape usted una botella y cómo en los viejos cuentos orientales deje salir al genio del pisco.
El genio del pisco es díscolo, cunda y jaranero. No por ello es menos genio. Rápidamente sabrá aquilatar sus deseos, sus inquietudes y sus cuitas. Tenga paciencia.
El pisco es una fiesta. Sirva una buena copa de pisco y descubra su euforia explosiva. Su risa franca. Concéntrese en la copa, véala brillar como plata. Como un diamante. Observe cuanta felicidad contenida.
El pisco es seducción. Lleve la copa a su nariz. Aspire profundamente descubrirá aromas que evocan las sutilezas de las bíblicas mieles de la reina de Saba. Puede ser un sobrio quebranta que seduce con elegancia o un descomedido moscatel que bien podría estar en el brindis de La Traviatta.
El pisco es glorioso. Sin salir del torbellino del pisco, déjese llevar. Disfrute de la fiesta del pisco. Finalmente eso de beber con moderación es sólo una frase. Lleve la copa a los labios, beba lentamente y encuentre el regocijo de casi quinientos años de gloria.
2 comentarios:
Maestrito que lindo texto!!!
Te juro, mientras lo leía me veía sentado junto a una gruesa y longeva mesa envestido no sé si de Martín Adán o Manuel Gonzales Prada en la próxima obra de Cuatrotablas: MARIATEGUI,El banquete.
Con este texto empiezo la obra, gracias.
jmi
Será un honor
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